Yuri se va a Casa (Segunda Parte)

"¡Te estás americanizando! Debes regresar a Japón".

Estaba cerca del final de mi programa de estudios en el extranjero de un año en Arkansas. [Haga clic aquí para leer la primera parte.] Llamé a mis padres y les conté mi decisión de seguir a Jesús y mi deseo de ser bautizada como cristiana. Estaban preocupados. “¡Te estás americanizando! Debes regresar a casa”. Dijeron que no debería apresurarme en seguir una nueva religión y que si volvía a Japón, todo volvería a la normalidad.

Estaba decepcionada y enojada, pero como una buena hija japonesa los obedecí y no me bauticé. A pesar de esta decisión, la nueva familia de mi iglesia me dio la oportunidad de confesar públicamente mi fe y compartir mi determinación de seguir a Jesús.

Terminé mi programa de estudios en el extranjero y regresé a Japón. Mis padres tenían razón. Mi vida estaba ocupada y no tenía amigos cristianos. Mi fe era débil. Cuatro años después, estaba embarazada y me casé. Mi hijo nació prematuro y toda la situación empezó a agobiarme

Un día, no podía dejar de pensar en mis amigos cristianos de Arkansas. Busqué iglesias en línea y encontré una no muy lejos de mi casa. Fui ese domingo y seguí asistiendo cada semana. Comencé a estudiar la Biblia nuevamente y decidí bautizarme en agua. Esta vez, mis padres respetaron mi decisión.

Eso fue hace tres años y aun soy la única cristiana de toda mi familia. Cuando me piden que participe en las tradiciones japonesas, mis pastores discuten mis preocupaciones y oran a Dios por sabiduría. Nuestra iglesia es una familia unida en Cristo, y mi fe me anima cuando asisto. Oro para que mi familia venga a Jesús.

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