El Dios de la Lluvia

En su desesperación, la familia de Undaa recurrió a los chamanes mongoles del lugar para pedir lluvia sobre los pastizales resecos. Supimos de inmediato que teníamos que llamar a Jesús para que hiciera este milagro en su nombre.

Undaa estudiaba en la Universidad del Interior de Mongolia, donde nosotros trabajamos. Un fin de semana nos invitó a Xilingol a visitar a su familia que vive en el campo. Sus tareas son muy simples, como muchas familias de esta región del país, crían ganado en los pastizales abiertos y dependen de la naturaleza para sobrevivir. Este verano no llovió en esta región. Los pastizales de Xilingol eran verdes en el resto de la ciudad, pero en el área donde vive la familia de Undaa el pastizal estaba seco y marrón. No llover significa que no habrá alimento para los animales, amenazando asi la supervivencia de la familia.

Por lo general, el chamán solo hace su magia cuando recibe una tarifa importante por sus servicios, pero la familia de Undaa es pobre. Cuando supimos lo que estaba pasando, les dijimos que nosotros conocemos al Dios que hace llover. Les contamos sobre el Creador del cielo, la tierra y todo lo que hay en ella. Les dijimos que Dios los ama y que oraríamos por lluvia, pero no por dinero, sino porque los amamos y nos preocupamos por su familia. En el acto intercedimos.

Aunque las lluvias no llegaron en el momento que oramos, la presencia de Dios y nuestra compasión tocaron a esta familia. Actualmente, seguimos orando y los visitamos en cada oportunidad que tenemos. Creemos que las lluvias vendrán, tanto en sus pastizales como en sus corazones a medida que el Espíritu Santo los atraiga hacia El.

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