El quiebre de Sara
Casi nunca sucede tan rápido, ¡Solo dos semanas después de compartir sobre Jesús con Sara, me sorprendió al decir que estaba lista para hacer un compromiso de por vida con El!
A lo largo de su infancia, Sara se sintió atraída por el “mundo espiritual”, y a menudo se sentía acosada por fuerzas invisibles. Buscó respuestas para llenar su vacío interior, pero nada la satisfizo. Ella creció en una familia que practicaba las creencias tradicionales taiwanesas, una mezcla de budismo, taoísmo y religión popular local, lo que la hizo consciente del mundo espiritual, pero no proporcionó respuestas a sus preguntas.
A mediados de sus veinte años, Sara necesitaba un quiebre, un gran cambio en su vida. Entonces un amigo la invitó a la iglesia. La conocí ese día y nos hicimos amigos de inmediato. Un día la invité a surfear y tuve la oportunidad de compartirle parte de mi testimonio. ¡Aproximadamente dos semanas después, me sorprendió al decir que quería bautizarse! Le pregunté que la hacía querer seguir a Jesús y ella dijo: “Desde que era pequeña, siempre podía sentir que había alguien vigilándome, pero nunca supe quién era. Hace poco oré y le pregunté quién era, y me respondió: "Jesús".
Rápidamente llevamos a Sara a la clase de bautismo en la iglesia y la conectamos con un pequeño grupo para que pudiera ser discipulada. ¡Pero Dios aún no había terminado! Sara le contó a su familia sobre su conversión y lo que Jesús había hecho por ella. Su familia también decidió ese día que querían convertirse en discípulos de Jesucristo. Tres meses después de que Sara entró por primera vez a la iglesia, tuve la bendición de poder bautizar a su papá, su mamá, su hermana y finalmente a ella!. Actualmente continúan asistiendo a la iglesia y están creciendo cada día en su relación con Jesucristo. ¡Alabado sea Dios que nos protege cada día…. incluso, antes de que sepamos que es Él quien nos cuida!