UN ÍDOLO DESCONOCIDO

“Fue lo único que me enseñaron a hacer.”

Entré en un templo en medio de las montañas del Himalaya. Pude escuchar la música y los cánticos y oler el aroma del incienso. Había un ídolo desconocido colocado en un pedestal frente a la multitud. Yo estaba acompañado por mi guía turístico requerido por el gobierno, Namgay.

Miré a este ídolo y no reconocí quién era. Le pregunté a mi guía: “Namgay, ¿Quién es este ídolo? Nunca había oído hablar de él antes”. Namgay creció en este país completamente budista. El me miró sin comprender y me dijo: “No tengo ni idea de quién es.”

Sin embargo, Namgay comenzó a rodear a este ídolo con la multitud y lo adoró. Procedió a postrarse ante el, y se inclinó repetidas veces en la base del altar como una forma de ganar mérito, el cual lo conduce al buen karma. Namgay encendió una varilla de incienso y depositó una ofrenda de dinero a sus pies. El terminó pronunciando plegarias.

Mientras salimos juntos del templo, le pregunte: “Namgay, si no tienes idea de quién es este ídolo, ¿Por qué le oraste?” Él respondió: “Me enseñaron a hacer esto desde mi niñez.”

Le hice mas preguntas, “Namgay, si no tienes idea de quién es este ídolo, entonces ¿Por qué oraste?” Namgay respondió: “Siempre oro por tres cosas: una, que tenga riquezas y fama; dos, que yo y mi familia tengamos salud; y tres, que todos los animales vuelvan a la vida como humanos para poder avanzar hacia el nirvana.”

“Namgay,” le pregunte, “¿Por qué rezas estas tres cosas específicamente?” Su respuesta fue como la primera: “No lo sé. Fue lo único que me enseñaron a hacer.”

- De Pierce, un trabajador intercultural en el mundo budista

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