Maly en Laos: Creer sin recibir

Maly creció en las tierras rurales de Laos. Como la mayoría de los laosianos, ella se crió en una familia fuertemente budista y nunca supo nada de otras religiones. Después de casada, Maly se mudó a una ciudad más grande, cerca de la familia de su esposo. Aprendió de su cuñada como buscar trabajo y consiguió como empleada doméstica y también como cocinera para extranjeros.

Maly era muy trabajadora, rápidamente se ganó el amor y la confianza de varias familias misioneras para las que trabajaba. Ella comenzó a interesarse por estas personas, mientras crecía su relación con estos extranjeros dejó de ser indiferente, y escuchó por primera vez sobre el Dios de ellos.

Después de varios años de escuchar sobre este Dios, el corazón de Maly comenzó a suavizarse y consideró que quizás Él sea la Verdad. Su familia era budista, aún ella era budista, pero en su corazón había un sentimiento creciente y tal vez, este Jesús, que los extranjeros le contaban, era real. Incluso, Maly asistió a una pequeña iglesia en Laos en sus vacaciones y experimentó la amabilidad y amistad del cuerpo local de Cristo.

Cierto día, ella y su familia tuvieron un accidente automovilístico muy grave. Maly escapó solo con cortes y magulladuras. Muy dentro de sí, ella sabía que Dios la había protegido. Cuando compartieron esta experiencia con amigos cristianos y hablaron de Jesús y de su amor y cuidado por ella le preguntaron: "¿Crees?" La respuesta de Maly fue poco habitual y sorprendió a los experimentados misioneros. Ella dijo: "Creo que Jesús es real, creo en este Dios del que me hablan, pero no puedo ser la primer cristiana en mi familia".

Como muchos otros, en el mundo budista, a pesar de que Maly cree en la persona de Cristo y en el poder de su salvación a través de la cruz, el temor de traicionar a su esposo y a su familia es muy grande, y eso continúa manteniéndola atada hasta el día de hoy al budismo.

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